Llevo pocas entradas en este blog. Es cierto que no soy muy de escribir, pensar las ideas, tener las fotos adecuadas, la continuidad en las publicaciones y esas cosas, puf a veces me puede.
Ya he comentado en alguna parte que soy educadora canina. Me dedico a los perros, o al menos eso intento. Hago adiestramientos, tengo la residencia canina en mi casa, he trabajado en refugios, me gustas los animales y los perros en particular.
¿Qué si desde pequeña sabia que quería trabajar con animales? Pues es difícil de contestar. Siempre les decía a mis padres que quería tener una granja. Quizá más concretamente una granja escuela, aunque me daba un poco igual. Quería vacas, ovejas, conejos, pollitos, patos, burros, caballos, gatos y muchos perros. Pero tenia un problema, no me gustaban o mejor dicho, no soportaba a los bichos voladores y normalmente en las granjas suele haber moscas, tábanos, abejas, avispas…
He dado muchas vueltas antes de empezar a trabajar con perros y ninguna ha sido por el entorno animal. Si es cierto que los perros siempre han estado a mi alrededor. Todos mis abuelos tenían perros y en mi casa entro el primero por mi quinto cumpleaños, antes incluso que mi hermana.
Han cambiado muchas cosas desde mi primer perro hasta la situación actual y he de reconocer que nunca pensé que fuese a ser así. Nunca pensé que tendría el número de perros que tengo, ni que tendría la visión que tengo sobre los perros, su visión, necesidades, actividades, comportamiento, relación social y numero de inquilinos. Es algo que realmente me sorprende.
Actualmente somos seis en casa, mi hermana y yo componemos la sección humana de la familia, el resto tienen algo más de pelo. Cuatro perros son los fijos en mi casa y, ciertamente, no me parecen tantos. Lo más difícil fue pasar del primero al segundo, el resto ya no supuso un cambio muy grande. La tropa la componen: Nana, una west highland terrier de 11 años; Sila, mestiza de 10 años y dos border collies Nit de 2 años y Pulgui de 1 año.
Cada uno de ellos es único y totalmente diferente al resto. La relación que tienen entre ellos también varia mucho entre unos y otros y ha sido muy bonito ver como han ido cambiando y evolucionando.
Desde luego no somos la familia más normal y equilibrada del planeta aunque lo llevamos bastante bien. Tenemos nuestros momentos de locura y descontrol, pero por lo normal la paz y la calma reina en la casa.
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